La globalización surge tanto en países desarrollados como en sub-desarrollados como respuesta a la saturación de mercados nacionales. La idea en sí de la globalización es tener la posibilidad de crecer al superar los límites del mercado nacional y de esa manera poder conquistar el mercado globalmente.
Sin embargo, mucho de los peruanos hemos entendido que la globalización es simplemente abrirle las puertas a las empresas extranjeras para que vengan a nuestro país a comercializar sus productos.
Esto no ha sido muy bien visto por las empresas chicas, ya que tienen miedo de que estas empresas grandes al tener un mejor capital puedan dejarlos sin trabajo. Pero lo que no entienden las empresas peruanas es que las compañías extranjeras deben esforzarse mucho más para entender las necesidades del consumidor peruano. Si estas empresas extranjeras basa su capacidad competitiva en economías de escala, es muy difícil que pueda entender o adaptarse al consumidor peruano, que solo es una porción pequeña en comparación al mundo. Es ahí donde nuestras empresas nacionales deben rescatar esa ventaja que tenemos para poder hacer productos más convincentes que puedan satisfacer mejor sus necesidades. Un ejemplo de este caso es el de AlaCena. Alicorp entendió muy bien lo que le gustaba a los peruanos: mayonesas hechas en casa con un toque de limón. Aprovecho ese conocimiento que se tenía del consumidor y pudo sacar un producto que pego tanto que Hellmans perdió de manera sustancial su participación de mercado acá en Perú.
El verdadero sentido de la globalización es que nosotros podamos vender nuestros productos en países extranjeros. Globalizarse no significa que vengan empresas extranjeras y vendan sus productos en nuestro país. La idea no es comer Mc Donalds aquí, sino que los extranjeros coman Bembos en sus países. La llegada de Mac Donalds al Perú fue muy buena para el país, pero no nos podemos confundir: el Perú no se globalizó con Mac Donalds, Estados Unidos se globalizó con Mac Donalds en el Perú.